viernes, 7 de septiembre de 2007

DIFERENTE ARREGLO MUSICAL DEL NEGROR

Eduardo Lizalde, con el Tractatus de fondo, nos propone una analogía un tanto especial en este estupendo poema: el gato negro, la mujer negra.


Gatos II

Grün ist grün.

Es negro el gato.
Esta mujer es negra.
Pero no lo son de igual modo
—el agua del lenguaje es engañosa—.
Son negros este gato, esta mujer
de maneras distintas,
son diferente arreglo musical del negror.
Vistos de un modo,
desde un ángulo claro del ojo o de la lengua,
sólo la mujer es negra, el gato, blanco
—esto del negro es un decir—.

Decimos negro al gato
porque lo cubre una pelambre oscura.
Sólo sería ella negra como el gato
—y a lo mejor más seductora—,
si la cubriera poro a poro esa pelusa dulce
como al gato
—imaginemos a esta hermosa, verdadera
mujer de terciopelo,
por solazarnos sólo, en estas espesuras,
con alguna imagen arrebatadora—;
y el gato sería negro en su lugar,
como la dama,
si hórridamente rapado fuera, bajo el vello,
liso y negro y cadencioso como la mujer.
Negro no es negro.
—Eso del negro es un cantar—.
¿Qué pasa si decimos “esta bella mujer”,
“este felino bello...”?
—Eso de bello es un mirar y turbias, magras,
hondas, locas, torpes
son las aguas del habla—.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen articulo, estoy casi 100% de acuerdo contigo :)

Anónimo dijo...

Buen articulo, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)